21 junio 2005

LIFE COUCH

En la actualidad hay un concepto dentro de la psicología que se llama Couching, se trata de pequeñas sesiones con terapeutas que sin ser una terapia psicoanalítica, psicológica o siquiátrica convencional; ayudan a los clientes a tratar de resolver su vida cotidiana de un mejor modo.

Tener un consejero emocional, un amigo sincero que nos diga que hacemos bien o mal desde su perspectiva suele ser muy útil en el crecimiento personal, por un lado el perfil es algo que se ve desde afuera y por el otro siempre es necesaria la distancia para poder opinar con mayor objetividad.

Cuantas veces no nos hemos encontrado en situaciones "conflictivas" que hubiesen tenido mejor solución si las hubiésemos abordado de mejor modo. Que fácil sería tener un pequeño Pepe Grillo que nos dijera al oído: "haz esto", "di lo otro". Pero la vida no es así y tenemos que intentar vivirla cometiendo nuestro errores y tratando de pensar rápidamente como resolverlos.

Tengo algunas amigas que viven relaciones románticas tormentosas, sufren adicciones y suelen decir que el amor no se hizo para ellas. Mi primer consejo es deja a ese patán. Generalmente la vida no es tan complicada para la mayoría de la gente, en realidad hay muy pocas decisiones trascendentes que tomar; los verdaderos retos y conflictos son más de carácter personal que colectivo. Incluso los grandes tomadores de decisiones o gente que tiene la responsabilidad de miles o millones personas, tienen pocos retos que no se resuelvan de modo técnico o pragmático.

La mayoría de las grandes decisiones involucran las emociones más típicas del hombre, el miedo, el amor, la envidia y el rencor. Pocas son las personas que logran vivir vidas plenas y felices, ¿Por qué? creo en general que es por falta de templanza, falta de aplomo para dejar atrás aquello que nos ata a nuestro infantil modo de vivir y miedo a renunciar a lo poco que tenemos pero que creemos muy valioso.

¿Cómo dejar una mala relación? En realidad es muy sencillo, pero en la práctica solemos tener múltiples pretextos para no hacerlo; creo que en general atraemos a la gente que está en sintonía con nuestro estado emocional, a deprimidos cuando también lo estamos, igualmente abusivos y abusados cuando falta autoestima, cuando somos capaces de atraer gente luminosa, virtuosa y feliz podemos estar seguros de que también lo somos.

El amor debe ser un estado físico y emocional de euforia, que nos impulse cotidianamente a brillar, a querer vivir, a cruzar largos caminos con tal de estar con aquel ser amado. Nada que ver con lágrimas, llanto, sufrimiento, celos y envidia. El amor debe ser alegría, sexo maravilloso, charlas apasionantes y besos tiernos. No discusiones interminables por absurdos, no maltratos de ningún tipo, ni palabras groseras o apodos incómodos. El amor es un estado de bienestar que impulsa el desarrollo personal y crea la plenitud y completitud que sólo se vive e pareja; cuando esto no está sucediendo es el momento de decir basta y adiós.

Aquellos que creen que no volverán a encontrar y vivir un amor como el que tenían es porque no se han dado cuenta que su propia capacidad de amar fue la que construyo la relación que vivían, dicha capacidad puede crecer del mismo modo que todas las demás que poseamos, pero también puede decrecer y desaparecer como cualquier otra que no alimentemos con disciplina, constancia y en general determinación.

Un ser maltratado y vejado que por su propia voluntad no se retira de una mala relación es porque a desarrollado un vínculo vicioso con su pareja, de tal modo que prefiere autodestruirse al lado de esa persona que fomentar su propia felicidad. Es por eso que es casi imposible dejar al ser "amado", que en realidad no lo es, porque la primera condición para amar es amarse a sí mismo. Un romance enfermizo es como ser adicto al alcohol, tabaco o cualquier droga o situación viciosa.

El que fuma sabe que esta disminuyendo su calidad de vida y que puede estarse provocando una muerte más temprana, igualmente el que vive una relación viciosa sabe que no es feliz, pero que prefiere ser infeliz al lado de alguien que atreverse a luchar por su propia felicidad por su cuenta, porque para hacerlo se requiere valor para vencer el miedo de la posible soledad. Puedo afirmar algo, aquel que se atreve a ser feliz, siempre encontrará alguien igualmente virtuoso que quiera estar a su lado.

08 junio 2005

Determinación

Existen siete pecados capitales (Gula, Avaricia, Envidia, Lujuria, Orgullo, Ira, Pereza) y siete virtudes, cuatro son las cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y tres las teologales (fe, esperanza y caridad); pero para mí existe una virtud superior a estas y es la determinación.

El hombre es un animalito del señor igualito a todos los demás, excepto en el uso superior de la razón, esta razón la llamamos inteligencia y en ella hemos fundamentado el desarrollo de nuestra especie, usamos herramientas creadas por nosotros mismos y tenemos un lenguaje escrito y oral que nos permite mantener un registro de nuestra historia, tenemos memoria histórica. Pero, como los demás animalitos, el canijo instinto nos tienta constantemente a obedecer la ley del mínimo esfuerzo y la búsqueda irrestricta del placer, parte de nuestro desarrollo social se ha visto beneficiado por este instinto -cualquiera que haya dormido alguna vez en el piso agradece la existencia del colchón- y por otra parte se ve seriamente dañada. El placer hedónico nos lleva al vicio, los vicios -cualquiera que sean: sexuales, drogas, etc.- son modos de alejarnos de la apabullante realidad, son modos de aislarnos de nuestro problemas y hacer como que no existen.

Para tener vicios existen infinidad de pretextos, por ejemplo: el cigarro tiene como uso frecuente calmar el stress; el ser beato es un modo de excusar nuestro destino en un dios inexistente y no asumirlo como el producto de nuestros actos. Entonces ¿de donde nos viene la fuerza para ser, para existir? ¿de adentro o de afuera de nosotros mismos?. Hay quienes confunden la fuerza interior con un ego superdesarrollado, éste es un vicio extremo, es un pecado capital es la soberbia y vanidad, el ego es totalmente distinto a la autoestima; que es saberse valioso en sí por aquello que valoramos en los otros, por lo tanto en nosotros mismos; es sabernos capaces de desarrollar al máximo nuestra virtudes y ser fuertes día con día para lograr nuestro objetivos: todo lo anterior es la autodeterminación, es una virtud positiva, deriva de la razón.

Los grandes hombres son aquellos que han sido bastos en autodeterminación, aquellos que saben forjar su destino con base en el trabajo, en la constancia, en la disciplina, en el estudio, la reflexión y la perseverancia: en saber que todo lo que desean lograr estará en función de su propio esfuerzo. Hay grandes hombres con ideales superiores y hay otros con falsos ideales. La determinación puede estar falsamente fundamentada.

Los grandes hombres han dejado esperanza y fe en la humanidad, entre ellos encontramos: C. Lindenberg, A. Hitler, Lenin, Kant, Zapata, E. Calles y un sin fin de hombres que con su determinación, correcta o equivocada, formaron cabalmente su destino, cambiaron su mundo, el mundo.
La pasividad del hombre es el gran freno del progreso, es el modo más estúpido de negarnos a nosotros mismos la posibilidad de crear nuestro propio destino. Para ser los hombres que deseamos ser sólo nos hace falta determinación.