19 julio 2005

Psicosis varias

Hoy confirmé que mi psicosis no es tal, tal vez a ustedes también les pase; escucho música sin escucharla, estúpidas cancioncillas, principalmente cursis y dramáticas, circulan en mi mente con frecuencia obsesiva y sin que exista alguna fuente de emisión sonora cercana. Es algo que suele sucederme con alguna frecuencia, no lo tomaba con seriedad y pensaba que era un proceso del tipo neurótico-obsesivo, pero no es así, sucede que existe un fenómeno neurológico (relacionado con la epilepsia o la vejes o la sordera) poco estudiado que son las alucinaciones auditivas; no es un proceso psicótico como cuando escucho voces que me ordenan matar a Bush o al Papa. Sino son procesos neuronales que suceden en una parte de la corteza cerebral que se encarga de analizar la música -no el sonido en general- los acordes, compases, ritmos, etc.

Todo esto para decir que tal vez existe un proceso alucinante similar que le dice a nuestras pequeñas mentes "los homosexuales son seres del demonio que se van a quemar en el infierno", "los negros son subhumanos", "los gringos son pendejos"; etc. En realidad el sistema analítico del hombre no es tal, pues no se suele mover cotidianamente de un modo racional científico, sino más en el sentido de un conformado por creencias, conocimientos y prejuicios.

Sucede que en estos días los homosexuales españoles ya pueden ejercer el derecho de ser reconocidos por el Estado como una institución, es decir pueden realizarse cívicamente como una familia fundada en un matrimonio; luego ello les permite adoptar niños y ello implica que una pareja de homosexuales educará a un ser modelable (otras implicaciones más importantes son las económicas, por ejemplo la seguridad social entre cónyuges). Ello pone los pelos de punta a quienes temen que estos "pervertidos" dañen el desarrollo de los infantes y los conviertan en homosexuales; esto no es más que una estúpida creencia sin ningún juicio o conocimiento lógico, pues para refutarla basta con señalar que en la actualidad la inmensa mayoría de homosexuales han sido educados en matrimonios heterosexuales e incluso católicos, eso si de más miedo, al parecer existe una alta correlación entre ser hijo de una mamá (mujer) y papá (hombre) y ser homosexual.

El prejuicio en general crea insatisfacción en la vida, el "creer" que la vida debe ser de un modo u otro en vez de sólo vivirla tal cual es, hace que la gente estereotipe su modo de vivir y de pensar. En realidad no creo que tener padres heterosexuales sea condición para la felicidad, ni el tener padres homosexuales una para la perversión o infelicidad (como postulan los grupos dogmáticos). En general un niño más que ello requiere de amor, paciencia, ternura, educación, alimentación, salud y otras cosas que generalmente no sólo son provistas por un padre biológico; es decir pueden ser dadas por un tío, abuelo, conocido o padre putativo (adoptivo, no quise decir homosexual).

A los moralmente angustiados por el fenómeno homosexual deberían ocupar su tiempo más en fomentar la paternidad responsable en cualquiera de sus modalidades, evitar que los no aptos procreen a través de campañas de anticoncepción y fomentar la denuncia al maltrato infantil.

08 julio 2005

No todos somos londinenses

La amnesia selectiva hace que los individuos sólo tengamos presente lo que nos es conveniente, de ningún modo solemos olvidar circunstancias o argumentos que nos son útiles, pero comúnmente si olvidamos aquellos agravios que hacemos a otros.

Es hipócrita, falto de valor y mezquino juzgar los valientes actos de los kamikazies que se hacen estallar a sí mismos cuando atacan en sus guerras sin cuartel a sus enemigos; el terrorismo no es un acto sin sentido o falto de motivo, es la consecuencia directa de la guerra contra un minúsculo enemigo que no tiene más opción que luchar una guerra de guerrillas con los recursos que tiene disponibles.

Si todos los países del mundo tuviésemos igual cantidad de armas que USA, si tuviéramos la misma tecnología que el M5 de Inglaterra y las mismas estrategias que los israelitas, es un hecho que muy difícilmente hubiese guerras o invasiones de cualquier tipo, la seguridad sólo esta a salvo cuando se cuenta con los elementos tangibles para resguardarla. Definitivamente un país cuyo PIB es equivalente al gasto en armamento de USA no va a contar en su arsenal con bombas atómicas, aviones de combate, porta aviones, satélites espía y demás artefactos para realizar actos de guerra "legítimos" si es que ello puede existir.

La población civil de los países en guerra es el único blanco que en una guerra se puede tener, pues si sólo se tratase de batirse en un campo de batalla la guerra perdería sentido de ser, pues por lo que se pelea es por el poder dominar cierto territorio, sus recursos y su población. La población civil tanto del país atacante como del atacado tiene el compromiso civil de respaldar a su gobierno en ambos casos, en particular el país atacante puede estar realizando una guerra que su población civil no acepta, pero en el caso de los países "democráticos" debe ser tangible el rechazo vía el voto. El caso de España fue claro, la población civil rechazó la guerra y el gobierno del Partido Popular no fue renovado como consecuencia de un acto de guerra (11/3) en el cual la población hizo conciente que la guerra la hacen ellos y ellos la pagan.

Las guerras por la "libertad" son internas, las realizan la población civil, las guerras entre estados las realizan los gobiernos. Toda guerra tiene consecuencias económicas, acaso no hay cientos de londinense en Irak realizando trabajos de "reparación" en los cuales la población civil (londinense) se embolsa decenas de miles de dólares, yo no sé si eso trabajos de "reparación" incluyen casas habitación, hospitales, escuelas, caminos locales, cines y demás infraestructura de uso meramente civil que fue afectada durante la guerra de invasión norteamericana, respaldada en activo por los ingleses; yo no sé si esos ingenieros petroquímicos que están allá están consientes que el dinero extra que les pagan es porque las empresas están teniendo ganancias extraordinarias porque están explotando recursos a un costo mínimo.

Son los gringos y los ingleses, gente común y corriente la que se beneficia de la guerra a través de combustibles baratos, con salarios altos, con insumos que no reponen el daño ecológico y cuyo precio no repone los costos, ni ayudan al desarrollo de la población civil irakí o de cualquier otro país invadido, son los consumidores del primer mundo los que ganan con las guerras que sus gobiernos promueven, ¿acaso no es justo que paguen por ello? y si no están dispuestos a ser atacados, atemorizados con lo grave que es que mueran 38 londinenses cuando han muerto decenas de miles de irakies.

¿Acaso no sentiríamos rabia asesina? si de repente un destacamento de marines gringos e ingleses invadieran Poza Rica y mataran a nuestros primos, hermanos, violaran a nuestras madres o hermanas, robaran nuestro recursos e hicieran demás atrocidades, ¿acaso esperaríamos a tener un avión bombardero para atacar el pentágono o cualquier base militar? ¿acaso esperaríamos a tener un submarino para hundir sus barcos? No, no lo haríamos, no lo hicimos cuando nos invadieron en 1845, atrapábamos a los gringos en las cantinas y los matábamos a machetazos. Hoy cruzaríamos la frontera y con una bomba molotov incendiaríamos el primer autobús que viéramos, con una bomba casera reventaríamos un tren de pasajeros o un avión comercial, ¿por qué? porque es la guerra y porque son los ciudadanos comunes y corrientes los que no reclaman su derecho a no ser invadidos y tampoco asumen el costo de la vida que tienen.

Vivir cuesta caro, tener un automóvil en la puerta, viajes de avión barato, comida fresca en la mesa y demás satisfactores cuesta mucho, cuesta la pobreza de los campesinos del tercer mundo, cuesta el daño ecológico de la extracción del petróleo, cuesta la guerra que sucede e Irak, en Afganistán, etc. No, no todos somos londinenses, no todos disfrutamos de los beneficios de tener un ejército poderoso, de presionar a otros países para que acepten nuestras políticas comerciales, no, no todos tenemos el poder de hacer lo que necesitamos y vivir lo mejor posible a costa de otros que asumen el costo de un nivel de vida que no sería sostenible por ellos mismos. Es lamentable que la gente muera pero es valiente que los pueblos se defiendan; el terrorismo si tiene cara, es una cara legítima y visible para todos, sólo unos cuantos en el mundo dicen que no, que no se acuerdan.

01 julio 2005

Estúpidas clases medias

Últimamente he intentado analizar mi entorno social a través del enfoque de clase; es un hecho que las clases existen incluso cuando los que pertenecemos a ellas no tengamos conciencia de ser y pertenecer; en otras palabras no existe conciencia de clase excepto en el caso de la empresarial (burguesía) y la clase política. Como ni empresario ni político soy y afortunadamente tampoco un desposeído me encuentro en la mediocre clase media mexicana.

La catalogo, como tal, porque es mediocre en varios términos: es pobre si la comparamos con la de otros países dado que nuestro nivel de ingreso es casi de pobreza en cualquier país del primer mundo; es ignorante pues nuestro nivel de instrucción es bajo en años de escolaridad e inferior en nivel de apreciación cultural y lectura; es torpe porque ha caído en el embrujo consumista norteamericano y gasta la mayor porción de su ingreso en consumo no duradero y "suntuario"; en vez de invertir y ahorrar. En conclusión la clase media es mediocre.

En el mundo las clases medias son el motor de las sociedades, no sólo por ser las que crean la mayor parte del valor (ingreso) sino también, porque son políticamente activas y demandantes; además de ser el motor del consumo y generadoras de derrama económica. Desde el siglo XVIII europeo hasta el pasado siglo las clases medias fueron el motor revolucionario, las que incentivaban a las masas populares a la lucha y las que aliadas con la burguesía transformaron los regímenes políticos.

En la actualidad las clases medias americanas y en particular las latinas no muestran el arrojo que nuestros padres y abuelos tuvieron para impulsar a la sociedad realizar cambios significativos. Los jóvenes de antes más que preocuparse por el consumo mediático se informaban y leían tanto periódicos como libros, participaban en clubes de debate y cuestionaban a sus antecesores. Hoy en los chats de Internet se habla sobre el show mediático, sobre todas las variedades de sexo y se intercambia pornografía; es decir se ha vanalizado el entorno comunicativo y en vez de aprovecharse la conectividad en beneficio colectivo; ello a propiciado la individualidad.

Los jóvenes de hoy viven conectados a un mundo virtual de programas televisivos monótonos, triviales y que son subproductos del esquema de marketing para el consumo; también se enanchan a juegos de video que reducen las posibilidades de convivencia pues se juegan con y en la TV o la PC. También hablan y escriben, en chats o vía mensajes en línea, pero la más de las veces ello no es un modo de fraternalizar, sino es la consecuencia de no poder realizar amistades de un modo convencional, es decir, frente a frente y cara a cara; lo más patético son los romances en línea y, aún cuando hay algunos ilusos que argumentan que son más valiosos porque trasciende la mente y no el cuerpo, no hay nada más falaz, pues el amor es por contagio de los cuerpos que no sólo se atraen, sino también se comunican en un tiempo y espacio definido, no etéreo ni virtual.

En general esto no es exclusivo de las clases medias, pero en particular son estas las que no tienen pleno acceso a clubes sociales y deportivos exclusivos o interactúan en las reuniones de socialite. Pero tampoco son desposeídos y en vez de participar activamente en la sociedad hacen suyo un medio etéreo, como es el mediático, y han abandonado la calle, el parque, el café y otros espacios para abordar los centros comerciales o sus subproductos como: los cafés tipo Starbucks, donde lo importante no es convivir, sino estar ahí en el micro cosmos de la sociedad para tener status o simplemente diferenciarse de las masas.

¿Acaso hay algo más patético? que comprar revistas como: Quién?, Caras, Ocean Drive, etc., donde la burguesía nos vende subproductos de su propia vida y nos demuestra lo bien que se la pasan en sus mansiones, fiestas privadas , yates y clubes de golf o equitación. Producto de un estilo de vida inalcanzable para el 99% de la población mundial, sin embargo se aprovecha la sinergia de la vida que ya se tiene para poder seguirla pagando a través de la venta de sucedáneos de poder, riqueza y estatus. Tal vez no seas Paris Hilton, pero sí puedes usar la fragancia que dice es de ella, dudo que use una fragancia tan barata, tampoco tienes un yate pero puedes vestir ropa marca Náutica, no iras nunca al evento de fama mundial pero si puedes ahorrar unos miles de pesos y comprar el traje o vestido que uso zutanito o fulanita y lucirlo en los pasillos de la oficina. Creo en general he transmitido la idea: hoy por hoy, nuestra clase no tiene conciencia de si, pues si la tuviera actuaría en forma para transformarse de fondo y dejar de consumir de modo enajenado e iniciar un consumo responsable, promover la cultura, la literatura y la responsabilidad ciudadana para impulsar el desarrollo colectivo, pues estamos más próximos a ser pobres que ricos.

Sí, México es un país de pobres, porque los ricos no se preocupan mas que de seguir siéndolo, porque los pobres no tienen posibilidades reales de actuar colectivamente ni tienen el ocio suficiente para hacerlo y porque los instruidos, con necesidades básicas saciadas y con la capacidad de opinar, promover, actuar y reclamar; preferimos engancharnos al sistema mercadológico que, paradójicamente, un clasemediero con instrucción técnica en medios masivos ha creado para inducir al consumo de los productos que los dueños de los medios de producción generan.

Somos víctimas de nuestra mediocridad y, para romper con la vanalidad de nuestra vida fácil y cómoda e iniciar con convicción un cambio, primero personal y luego social; que trascienda de nuestro tiempo y vida, debemos tener conciencia de clase.