01 julio 2005

Estúpidas clases medias

Últimamente he intentado analizar mi entorno social a través del enfoque de clase; es un hecho que las clases existen incluso cuando los que pertenecemos a ellas no tengamos conciencia de ser y pertenecer; en otras palabras no existe conciencia de clase excepto en el caso de la empresarial (burguesía) y la clase política. Como ni empresario ni político soy y afortunadamente tampoco un desposeído me encuentro en la mediocre clase media mexicana.

La catalogo, como tal, porque es mediocre en varios términos: es pobre si la comparamos con la de otros países dado que nuestro nivel de ingreso es casi de pobreza en cualquier país del primer mundo; es ignorante pues nuestro nivel de instrucción es bajo en años de escolaridad e inferior en nivel de apreciación cultural y lectura; es torpe porque ha caído en el embrujo consumista norteamericano y gasta la mayor porción de su ingreso en consumo no duradero y "suntuario"; en vez de invertir y ahorrar. En conclusión la clase media es mediocre.

En el mundo las clases medias son el motor de las sociedades, no sólo por ser las que crean la mayor parte del valor (ingreso) sino también, porque son políticamente activas y demandantes; además de ser el motor del consumo y generadoras de derrama económica. Desde el siglo XVIII europeo hasta el pasado siglo las clases medias fueron el motor revolucionario, las que incentivaban a las masas populares a la lucha y las que aliadas con la burguesía transformaron los regímenes políticos.

En la actualidad las clases medias americanas y en particular las latinas no muestran el arrojo que nuestros padres y abuelos tuvieron para impulsar a la sociedad realizar cambios significativos. Los jóvenes de antes más que preocuparse por el consumo mediático se informaban y leían tanto periódicos como libros, participaban en clubes de debate y cuestionaban a sus antecesores. Hoy en los chats de Internet se habla sobre el show mediático, sobre todas las variedades de sexo y se intercambia pornografía; es decir se ha vanalizado el entorno comunicativo y en vez de aprovecharse la conectividad en beneficio colectivo; ello a propiciado la individualidad.

Los jóvenes de hoy viven conectados a un mundo virtual de programas televisivos monótonos, triviales y que son subproductos del esquema de marketing para el consumo; también se enanchan a juegos de video que reducen las posibilidades de convivencia pues se juegan con y en la TV o la PC. También hablan y escriben, en chats o vía mensajes en línea, pero la más de las veces ello no es un modo de fraternalizar, sino es la consecuencia de no poder realizar amistades de un modo convencional, es decir, frente a frente y cara a cara; lo más patético son los romances en línea y, aún cuando hay algunos ilusos que argumentan que son más valiosos porque trasciende la mente y no el cuerpo, no hay nada más falaz, pues el amor es por contagio de los cuerpos que no sólo se atraen, sino también se comunican en un tiempo y espacio definido, no etéreo ni virtual.

En general esto no es exclusivo de las clases medias, pero en particular son estas las que no tienen pleno acceso a clubes sociales y deportivos exclusivos o interactúan en las reuniones de socialite. Pero tampoco son desposeídos y en vez de participar activamente en la sociedad hacen suyo un medio etéreo, como es el mediático, y han abandonado la calle, el parque, el café y otros espacios para abordar los centros comerciales o sus subproductos como: los cafés tipo Starbucks, donde lo importante no es convivir, sino estar ahí en el micro cosmos de la sociedad para tener status o simplemente diferenciarse de las masas.

¿Acaso hay algo más patético? que comprar revistas como: Quién?, Caras, Ocean Drive, etc., donde la burguesía nos vende subproductos de su propia vida y nos demuestra lo bien que se la pasan en sus mansiones, fiestas privadas , yates y clubes de golf o equitación. Producto de un estilo de vida inalcanzable para el 99% de la población mundial, sin embargo se aprovecha la sinergia de la vida que ya se tiene para poder seguirla pagando a través de la venta de sucedáneos de poder, riqueza y estatus. Tal vez no seas Paris Hilton, pero sí puedes usar la fragancia que dice es de ella, dudo que use una fragancia tan barata, tampoco tienes un yate pero puedes vestir ropa marca Náutica, no iras nunca al evento de fama mundial pero si puedes ahorrar unos miles de pesos y comprar el traje o vestido que uso zutanito o fulanita y lucirlo en los pasillos de la oficina. Creo en general he transmitido la idea: hoy por hoy, nuestra clase no tiene conciencia de si, pues si la tuviera actuaría en forma para transformarse de fondo y dejar de consumir de modo enajenado e iniciar un consumo responsable, promover la cultura, la literatura y la responsabilidad ciudadana para impulsar el desarrollo colectivo, pues estamos más próximos a ser pobres que ricos.

Sí, México es un país de pobres, porque los ricos no se preocupan mas que de seguir siéndolo, porque los pobres no tienen posibilidades reales de actuar colectivamente ni tienen el ocio suficiente para hacerlo y porque los instruidos, con necesidades básicas saciadas y con la capacidad de opinar, promover, actuar y reclamar; preferimos engancharnos al sistema mercadológico que, paradójicamente, un clasemediero con instrucción técnica en medios masivos ha creado para inducir al consumo de los productos que los dueños de los medios de producción generan.

Somos víctimas de nuestra mediocridad y, para romper con la vanalidad de nuestra vida fácil y cómoda e iniciar con convicción un cambio, primero personal y luego social; que trascienda de nuestro tiempo y vida, debemos tener conciencia de clase.

1 comentario:

Manelich Castilla Craviotto dijo...

Señor:
Le aconsejo cambiar el fondo negro y las letras blancas, no se puede leer bien, lastima la vista.

Por lo de la "mediocridad", Gabriel Zaid publicó un texto en alguno de los números de Letras Libres intitulado "¿Qué hacemos con los mediocres?". Ojalá lo consigas, a mi me cambió la manera de percibir dicho concepto.

Un abrazo