04 junio 2007

La aprobación

En la actualidad en el México democrático los gobiernos desde Ernesto Zedillo han sido muy puntuales en el seguimiento de la opinión que lo mexicanos registran respecto al presidente y su forma de gobierno. La tríada imagen pública, acciones de gobierno y opinión pública es relevante en todos los países en vías de democratización o ya democráticamente consumados. La relevancia radica en el simple hecho de tener conciencia (como gobierno) de la necesidad de contar con un buen nivel de aprobación para mantener la estabilidad política (y muchas veces económica) de una nación democrática.

Puntualmente el diario Reforma publicó el pasado viernes primero de junio los resultados de la segunda encuesta de aprobación presidencial; en la que Felipe Calderón Hinojosa registró un puntual ascenso en el nivel antes presentado. 65% de aprobación no es una mala calificación y el ascenso de siete puntos porcentuales respecto al trimestre anterior es digno de notar.
Las razones de esta tasa de aprobación son muchas, el trabajo en medios y la difusión del combate al narco usando como punta de lanza al ejército son las principales causas, ya que el “presidente del empleo” no ha logrado cumplir su promesa de campaña en el rubro que más destacó entonces.

El ejército es la institución con mayor confianza y credibilidad en México, el nivel que registra es superior al que tiene la Iglesia y muy por encima del que gozan otros niveles de gobierno (la tasa de confianza se aproxima al 68%). Esto implica que cuando el presidente es respaldado total y evidentemente por el ejército recibe no sólo el mando de las fuerzas armadas, sino también se infunde del halo de confianza que esta institución tiene.

Sin embargo la población no está totalmente segura del uso del ejército como herramienta de combate al narcotráfico, me parece que no tanto en el sentido de temer un régimen militar, sino en el sentido de la necesidad de consolidar un poder en particular para hacer frente a dicho mal.


Por otra parte México sigue siendo un país apto para un régimen militarizado, la última ronda de la Encuesta Mundial de Valores (2005) así lo denota, pues la mano dura es preferible a una democracia inestable y anquilosada.

Finalmente cabe destacar que la cobertura en medios del tema es muy relevante, más enfatizada desde el mes de abril, siendo el combate al narco la guerra que el ejército mexicano está realizando contra nuestro enemigo interno más común, la inseguridad. La confianza en Calderón no sólo está respaldada en la que se tiene en el ejército, sino también él ha logrado capitalizarse como el comandante que une a los mexicanos contra el enemigo, es decir, Calderón está aplicando una estrategia de guerra como la estrategia política para unir al México que quedó dividido después de las elecciones pasadas.

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