20 enero 2005

Ideales y economía

La economía es un orden productivo, es el como los individuos organizan sus actividades en función del tiempo disponible, el como asignan recursos materiales y temporales a cada actividad, principalmente ocio y producción. Dentro de un orden social primero se define el orden político, ya sea una estructura patriarcal, tribal, un Estado, etc.; dicho orden finca jerarquías, legitima poderes y delimita funciones, también, el uso y posesión de los recursos.

Para quienes han leído Cien Años de Soledad pueden recordar la fundación de Macondo, primero un caserío que los padres fundadores edificaron por no poder llegar más cerca del mar, pues desconocían donde se encontraba, ubicaron entones a Macondo cerca de un río en una ciénega. En un principio tenían una economía de autosustento, las pocas familias que fundaron el pueblo resolvían sus necesidades con la agricultura y la caza y, con muy escasa ganadería. Así pasaron muchas décadas, con escasísima comunicación, salvo los gitanos que solían ir cada año Macondo estaba incomunicado; hasta que la vuelta de destino los hizo encontrar rutas con otros pueblos relativamente cercanos.

Con la comunicación llegó el comercio, la innovación, los nuevos inventos y costumbres; paulatinamente Macondo pasó de ser un caserío a ser un pueblo, que creció y se enriqueció por el dinamismo de sus lugareños; macondo se fue abriendo en pocas décadas al mundo, a través de caminos, luego trenes, luego telégrafos, con ello llegaron compañías extranjeras y extranjeros.

Los periodos de guerra fatigaban a la población y la diezmaban, imponían regímenes autoritarios, que sucedieron cuando los nativos se oponían a un gobierno centralizado, fue cuando se reformó el orden político, junto con los extranjeros llegaron los favoritismos y los abusos, que incitaron a la gente a pelear y defender sus derechos. Pero Macondo sufrió además del infortunio de la comunicación y el progreso, el de la naturaleza, una lluvia bíblica destruyó todo, por años llovió, se deslavaron los caminos, se descarrilaron los ferrocarriles, se arruinó la compañía bananera y las casas se pudrieron y desmoronaron. Macondo sufrió un diluvio de cuatro años, en el cual nada quedo, ni el espíritu emprendedor y animoso de sus pobladores.

Así sucedió la historia económica de Macondo, que junto con la de los Buendía narra Gabriel García Márquez, pero este delicioso ejemplo muestra como los hombres y sus sociedades, junto con sus circunstancias, políticas y físicas, desarrollan un modo de vivir. El detalle del como sucede estos engranajes es muy denso, es algo que no sólo la Economía aborda, pues por un lado la sociología, la ciencia política, la psicología y demás ciencias sociales se esfuerzan en analizar.

Pensando en el caso de México, que muy distinto a cualquier otro y también muy igual, porque todas las adversidades de la vida individual y social suceden muy similarmente a todos los hombres del mundo, pero lo que los distingue no es lo que sufren ni el como, sino como lo asimilan en su vida cotidiana, como interpretan la adversidad y se sobreponen a ella. Los pueblos pueden ser diezmados, azotados por el dedo de Dios, pero son las ideas, los ideales y los sueños de los hombres los que hacen que ello resulte en un derrumbe emocional o no.

Sí, son las emociones las que determinan el como los hombres se construyen a sí mismos y a sus sociedades, diría Felipe González “donde no hay fortaleza emocional no hay liderazgo”. Pues la vida para nadie es fácil y, ello mismo es la adversidad; pero el triunfo económico, el social y el político no depende buenas o malas circunstancias, sino de grandes o pobres ideales y convicciones.

Los padres fundadores de Norteamérica llegaron ahí soñando en fundar un nuevo Israel, pensaron que esas tierras incultas serían para ellos la oportunidad de construir una sociedad ejemplar y virtuosa, con hombres virtuosos y magníficos. Igualmente pasó con los constituyentes de la primera república federal mexicana, supieron que como sociedad tendrían una nueva oportunidad de reinventarse, de rehacerse así mismos, ello se hace evidente en las primeras constituciones, en las cuales la prioridad era promover una educación para todos los ciudadanos, de tal modo que cada uno pudiese ser para sí mismo y para el país un mejor hombre; con ideales y valores superiores.

La economía sucede como la vida misma, no depende de lo que hay afuera, sino de lo que los hombres viven en sus mentes, las sociedades logran transformaciones cuando sus hombres se transforman, cuando los ideales se siguen con determinación, convicción, congruencia, disciplina, fortaleza y templanza. Las sociedades viciosas lo son porque sus hombres son viciosos. La pobreza y miseria no es solamente una condición material, sino principalmente una condición espiritual.

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