07 noviembre 2004

Días de gula...

El Sushi Móvil es propiedad de un chiapaneco llamado Juan, cuya familia vive en Hidalgo y no importando lo amarillento de su morena piel y sus de ojos rasgados jura ser muy mexicano y no haber pisado jamás Japón. El Sushi Móvil es una historia de éxito inició, según sé, por el 98; Juan trabajaba en un restaurante japonés, donde aprendió la técnica culinaria, junto con su hermano y cuñada iniciaron el changarro, que para el 2000 era un puesto de acero inoxidable con tres hornillas, una barra y una mesa con muchos bancos. En la actualidad el Sushi Móvil dio el brinco a la formalidad, ahora rentan una ex-fonda en la esquina de Salamanca y Sinaloa, a una cuadra de Durango, su gran defecto es que ha perdido la originalidad y Juan sigue abriendo locales por otros lados, situación por la cual ya no atiende ni prepara la comida él.

La especialidad del Sushi Móvil es el mini pastel de sushi, combinación de salmón, aguacate, hueva de pescado, queso philadelfia, camarón y cangrejo; el kushiague de queso y los tepanaykis en sus seis distintas combinaciones son exquisitos. Juan hacía los rollos, su hermano todo aquello que fuera asado o frito, y su cuñada cobraba, tomaba las órdenes, limpiaba, servia los refrescos y nunca hacía jetas cuando le dabas un billete de alta denominación, tenía harta lana en su cajita de lámina de fierro. Por cierto en el nuevo local es ella quien lo administra.

Mi historia de Sushi Móvil inició con Yunuén, ella le emocionaba mucho comer ahí, cuando dejamos de andar yo comencé a ir solo los sábados, luego cuando trabajé en Blitz, haciendo el portal del Centro Histórico, en la calle de Durando a una cuadra, comía ahí al menos tres veces a la semana; me gasté miles de pesos en sushi en aquellos seis meses; cuando deje de trabajar y después de aborrecer el sushi que me salía sushi por los ojos y la barriga, además de la escasez de dinero; dejé de ir por varios meses. Cuando regresé a buscarlo, mi sorpresa fue no encontrarlo hasta que uno de sus ciclistas repartidores de sushi me indicó la nueva dirección.

Al Sushi Móvil he ido con varias personas, Alicia, Yunuén, Alejandra, Erika y algunos compañeros de Blitz, creo que con nadie más; nunca he logrado convencer a mi papá de ir conmigo, tampoco me logre coordinar nunca con Cathy, la esposa de Manelich, para comer ahí. Sinceramente el Sushi Móvil lo disfruté mucho yo solo, pecando de gula.

Cuando trabajaba en el edificio de la bolsa, con el Dr. Konzevik, de cuando en cuando solía ir a comer ahí, ya fuera antes de llegar a la oficina o saliendo, según conviniese a mi horario. Solía platicar con Juan, varias veces me preguntó que creía yo que lo haría reducir sus costos, le hice algunas sugerencias bastante malas, entre ellas usar comandas impresas que algún tiempo usó. Juan tiene una hija que le dicen Fany, su nombre real lo ignoro, ella trabajó por mucho tiempo en el puesto hasta que uno de los chicos que Juan contrató para ayudarlo con los guisos fritos hizo de las suyas con ella; conclusión se casaron, tienen un bebe y se fueron a vivir a Hidalgo con el resto de la familia.

La clientela era mixta pero fresa, tanto oficinistas jóvenes de la zona como gente que vivé en la colonia. Solían ir niñas guapas de la UDLAP que está en la calle de Puebla, también alguna que otra extraviada que conoció el lugar cuando fue de compras al bazar de la fuente de la Cibeles los días sábados. El estacionamiento era en doble fila, situación conveniente para los franeleros, patrulleros en grúa y demás gandules.

Hoy el Sushi Móvil es un pequeño recuerdo de una idea muy mexicana; que el éxito lo llevó a ser un negocio formal y dejar lo artesanal y novedoso fuera. Hoy la gente que visita el local es menos selecta, se enfocan más a surtir los pedidos que en atender a los comensales, otra desventaja es la rotación del personal, su rápida capacitación y su lento perfeccionamiento en la técnica. Sin embargo el sushi sigue siendo lo suficientemente barato y bueno como para seguir comiendo ahí de vez en mes.

1 comentario:

Manelich Castilla Craviotto dijo...

Y estoy convencido de que quienes te conocemos o creemos conocerte, no podemos pensar en el Sushi Móvil como un elemento aislado o simplemente anecdótico de tu vida de aquellos años. Bueno, en honor a la verdad, todo lo que representa comida siempre nos ha de recordar al gran amigo Roger.

Hacía falta un espacio donde leerte sin necesidad de que encimemos nuestras palabras y confrontemos tan en desorden nuestras ideas. Muchas gracias.

No dejes de tenerlo al día. Un abrazo afectuoso.