11 abril 2005

Bloody Sunday

Sunday bloody sunday... recita el estribillo de una canción de U2; Bono al componerla pensaba en una matanza en Irlanda, yo; la he hecho mi íntimo himno personal de porque I don't like sundays.

Propongo exista una nueva institución federal que enclaustre a los infantes todos los días festivos, periodos vacacionales y fines de semana principalmente; además al igual que existe una la ley de protección a los no fumadores se legisle una de protección para los que detestamos a los niños y, también; que existan letreros que digan "se prohíbe el acceso con niños y perros". Igualmente debería promoverse una regla de etiqueta que promueva el buen gusto de sacar a los niños a pasear con correa. Finalmente, ¿por qué los neuróticos debemos soportar la calentura e instinto de preservación de la especie de otros?

La anterior es la primera de las causas de porque no soporto los domingos, pues en ningún lugar uno está a salvo de una excursión familiar que entorpece el transito en la banqueta con carriolas; además los cafés, restaurantes, centros comerciales, cines, etc., están atestados de esos pequeños humanos babeantes que con sus gritos, llantos y torpes pasos que elevan al máximo mi nivel de intolerancia; eso sin contar las estúpidas miradas de las mujeres que con su instinto maternal siente desatado un impulso hormonal que las hace poner cara de bobas al ver un niño. Es inverosímil que incluso aquellas que están condenadas a ver de por vida a sus zánganos hijos huevones, en la casa rascándose la panza, sigan pensando que un bebe es algo bello y deseable.

Luego lo otro, ¿por qué la rutina de la semana tiene que verse interrumpida con el domingo? bendito sea dios que sólo mi abuelita me arrastraba a la iglesia cuando era niño pero en la actualidad pienso no existe peor tortura que escuchar a cualquier hijo de vecino decirnos que hacer o como vivir en "este desvalorizado mundo" cuando deberíamos estar dormidos en nuestras camas. Eso sin incluir que todo cierra temprano y abre tarde, que mis restaurantes favoritos se encuentran saturados de familias "unidas" que intentan estrecharse aún más compartiendo el postre.

Además de todo lo anterior el Metro se vuelve un caos, el lumpen proletariado que nunca lo usa por estar bien encerrado en sus respectivos domicilios o trabajos se le ocurre abordarlo para ir a Chapultepe (la omisión de la "c" fue intencional) o a la Alameda.

Y lo más irritante es la estúpida manía de los profesores de primaria y secundaria de enviar a los jóvenes incultos a copiar los letreros en los museo, de tal modo que como moscas se aplastan ante ellos impidiendo ver las obras de las exposiciones, entorpeciendo el transito e impidiendo admirar lo que uno deseaba.

Propongo se reduzca la semana a seis días, que dure de Lunes a Sábado, ello tendría importantes beneficios para el desarrollo económico y el ahorro, además que aquellos que deseen disfrutar de la comunión familiar lo hagan es sus casas (excepto en la mía) y que si se ven en la penosa necesidad de mostrar al público a sus crios lo hagan bien provistos de un chupón bien atado a la boca, una correa corta y resistente y una bolsa de papel que les cubra el rostro para evitar que las mujeres babeen al verlos.

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