06 mayo 2007

FOTO por FOTO

20,000 personas desnudas en una de las plazas más grandes del mundo, un record que muy probablemente sólo pudo ser roto en México. Tunik seguramente no esperaba que su poder de convocatoria fuese tan grande en esta ciudad; los cálculos previos estimaban siete mil personas a lo mas; una cifra que no hubiera logrado tapizar el zócalo del modo en que lo estuvo.

Sin embargo... ¡¡¡...esa foto es espuria...!!! Si, una vez más los mexicanos fuimos timados y no se respetó nuestro derecho a ejercer el desnudo libremente. Los privilegiados (abusivos madrugadores), que llegaron una hora antes de la cita, tuvieron la oportunidad de mostrar sus pudendas partes e inmortalizarlas en este acto que excluyó a no menos de dos mil personas entre las que me encontraba.

Sin embargo la nota tras bambalinas no es menos significativa de lo que fue la gran foto en sí; pues con los formatos de registro en mano alzada y a grito unánime las voces exigían que su derecho al desnudo, la sensación no era distinta a otro tipo de reclamos sociales, el rencor y la frustración que si bien eran emociones legítimas tal vez no estaban contextualizadas correctamente. Pues reclamar con dicho fervor el acceso a un acto colectivo de arte no es equivalente a reclamar elecciones limpias, ni alza de salarios o baja de precios; efectivamente el arte implicaba un mínimo nivel de sensibilidad y el estar consciente que una entrada sin control hubiera hecho fracasar el intento del artista.

Entonces, ¿por qué estamos tan frustrados? Esta sensación ¿será acaso un síntoma ya tan común que la necesidad de expresarlo simplemente explota en el instante en que una gota más derrama todo el vaso? Probablemente si, pues este acto convocado por un artista extranjero, cuya minuciosidad debía ser bien ejecutada, generó el mismo malestar que aquellos actos en los cuales una autoridad abusa o expone al público un abuso.

O todos o ninguno. Foto por foto, desnudo por desnudo. Las frases son ¿sátira o remembranza? La idea de igualdad que trata Tunik de transmitir con sus fotos es más una necesidad natural que una condición ideal; pues el hecho de considerar privilegiados a unos y excluidos a otros es simplemente un reflejo de nuestra cotidianeidad; los desnudos en el Zócalo sólo fueron privilegiados en función de capacidad de madrugar, los otros excluidos por su impuntualidad; empero todos los excluidos genuinamente sintieron un nivel mínimo de rabia que los llevó a intentar dar portazo, derribar algunas barricadas y a realizar intentos de desnudo colectivo en las calles aledañas. La falta de previsión de las autoridades de seguridad pública fue obvia, ¿porque no esperaban tal afluencia o porque no pensaron que la frustración se manifestara así?

El arte es un modo de transmitir emociones, contextos, ideales o circunstancias que el artista logra sublimar de tal modo que son fácilmente perceptibles por quién admira la obra en cuestión. Entonces está claro que como mexicanos nos urge que el arte exprese está ira y frustración que continua acumulándose por el simple hecho de no ser iguales y estar siendo sistemáticamente excluidos de privilegios fundamentales o superiores. La igualdad no es un ideal, es una necesidad humana.

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